Cuando todo es urgente, nada es importante

Todos los días parece haber algo que no puede esperar: responder, publicar, entregar, correr.

Pero si todo es urgente, ¿qué queda realmente importante?

Vivimos apagando incendios que nosotros mismos provocamos por no tener claridad.
Lo urgente es ruidoso.
Lo importante es silencioso.

Lo urgente empuja.
Lo importante construye.

¿Cuál fue la última vez que dedicaste una hora entera a pensar sin interrupciones?

No por urgencia. Por importancia.

Los negocios se hunden no por falta de acción, sino por exceso de movimiento sin dirección.